Conclusión crepuscular
El reflujo del día me ha traído
otra vez a la playa de la casa.
Baja ya la marea del cansancio,
vuelvo cuando es pabilo la jornada.
Se repite el oficio de estar vivo,
jugador siempre de la misma baza:
Trabajo, amor, tristezas y alegrías
que un frágil hilo de costumbre hilvana.
Se fueron los mayores y quedaron
imborrables estelas de sus barcas
en este viejo mar de la memoria
al que consuela un faro de nostalgia.
Y quedamos nosotros, como ellos
se quedaron después de que marcharan
sus mayores también. Y nuestros hijos
es la generación que ahora aguarda.
Amémonos, cantemos esta tarde
que se va yendo, que nos da la espalda.
Exprimamos el gozo de estar vivos
mientras que el tiempo a ciegas nos arrasa...
El reflujo del día me ha traído
otra vez a la playa de la casa.
Baja ya la marea del cansancio,
vuelvo cuando es pabilo la jornada.
Se repite el oficio de estar vivo,
jugador siempre de la misma baza:
Trabajo, amor, tristezas y alegrías
que un frágil hilo de costumbre hilvana.
Se fueron los mayores y quedaron
imborrables estelas de sus barcas
en este viejo mar de la memoria
al que consuela un faro de nostalgia.
Y quedamos nosotros, como ellos
se quedaron después de que marcharan
sus mayores también. Y nuestros hijos
es la generación que ahora aguarda.
Amémonos, cantemos esta tarde
que se va yendo, que nos da la espalda.
Exprimamos el gozo de estar vivos
mientras que el tiempo a ciegas nos arrasa...
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