Terco amor
Ahora te sabes solo en este cuarto
en que la luz crepuscular se agarra
con manos temblorosas y amarillas
al ya frío dintel de la terraza.
Ahora con tanta soledad encima
de tu cabeza, de tu piel, tu alma,
sientes cómo las alas de la noche
van cubriendo el silencio de la casa.
Cuántas horas te quedan, navegante
por el mar del insomnio en esta playa
donde tu madurez se va rindiendo
como un naufragio con gimientes aguas.
El amor que te niegas no está lejos,
aunque ni aun por teléfono te llama.
Tu orgullo te ha asfixiado, buganvilla
que ha trepado tu muro de nostalgia.
Corta con el perdón esos ramajes
y desnúdate ya de tu arrogancia.
¡Vete al cuarto contiguo y que tu beso
florezca de pasión en su almohada!
Ahora te sabes solo en este cuarto
en que la luz crepuscular se agarra
con manos temblorosas y amarillas
al ya frío dintel de la terraza.
Ahora con tanta soledad encima
de tu cabeza, de tu piel, tu alma,
sientes cómo las alas de la noche
van cubriendo el silencio de la casa.
Cuántas horas te quedan, navegante
por el mar del insomnio en esta playa
donde tu madurez se va rindiendo
como un naufragio con gimientes aguas.
El amor que te niegas no está lejos,
aunque ni aun por teléfono te llama.
Tu orgullo te ha asfixiado, buganvilla
que ha trepado tu muro de nostalgia.
Corta con el perdón esos ramajes
y desnúdate ya de tu arrogancia.
¡Vete al cuarto contiguo y que tu beso
florezca de pasión en su almohada!
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